Matías Correa Díaz - Diego Zapata - Luís Villagra - Valentina Cabrera
El proyecto se emplaza en el Parque Nacional Fray Jorge el cual se extiende a lo largo de un cordón de cerros llamados Los Altos de Talinay, ubicados en la cordillera de la costa en la Región de Coquimbo al centro-norte del país. En torno a las dinámicas de este contexto se articula el proyecto en términos de forma, tectónica y habitabilidad.
Con respecto a la forma, el proyecto entiende las particularidades biológicas de su contexto y se posa sobre la ladera, entendiendo su pendiente y la escala de las especies circundantes. Así mismo el proyecto comprende un eje vertical, un vacío que admite un respiro al proyecto dejándose abrazar y abrazando de la misma forma a la flora del bosque.
Respecto a la tectónica, el proyecto integra el arpa de niebla como forma de asimilar la manera en que las plantas captan el agua contenida en la niebla. Éstas dejan resbalar las gotas de agua que contiene la kamanchaka a través de sus hojas y sus tallos para finalmente absorberlas a través de sus raíces.
El proyecto integra la madera carbonizada Yakisugi, en terminación Shikkoku y Misugi, cumpliendo un papel fundamental en el aislamiento a la humedad, ya que se aprovechan sus cualidades hidrofóbicas para hacer frente a este ambiente mayoritariamente húmedo. Además el color oscuro de la madera Shikkoku y la calidez de la madera Misugi permiten generar un contraste entre espacios interior y exteriores.
En torno a la habitabilidad el proyecto se integra reconociendo diferentes escenarios visuales según la escala de las especies y el programa de la casa para vincular éstos a los distintos usos y aconteceres de los espacios. Dando como resultado espacios híbridos donde convive el trabajo en terreno del biólogo con la rutina de su día a día.
Con respecto a la forma, el proyecto entiende las particularidades biológicas de su contexto y se posa sobre la ladera, entendiendo su pendiente y la escala de las especies circundantes. Así mismo el proyecto comprende un eje vertical, un vacío que admite un respiro al proyecto dejándose abrazar y abrazando de la misma forma a la flora del bosque.
Respecto a la tectónica, el proyecto integra el arpa de niebla como forma de asimilar la manera en que las plantas captan el agua contenida en la niebla. Éstas dejan resbalar las gotas de agua que contiene la kamanchaka a través de sus hojas y sus tallos para finalmente absorberlas a través de sus raíces.
El proyecto integra la madera carbonizada Yakisugi, en terminación Shikkoku y Misugi, cumpliendo un papel fundamental en el aislamiento a la humedad, ya que se aprovechan sus cualidades hidrofóbicas para hacer frente a este ambiente mayoritariamente húmedo. Además el color oscuro de la madera Shikkoku y la calidez de la madera Misugi permiten generar un contraste entre espacios interior y exteriores.
En torno a la habitabilidad el proyecto se integra reconociendo diferentes escenarios visuales según la escala de las especies y el programa de la casa para vincular éstos a los distintos usos y aconteceres de los espacios. Dando como resultado espacios híbridos donde convive el trabajo en terreno del biólogo con la rutina de su día a día.








